
Más allá de la parte anecdótica de
esta noticia nos viene muy bien para enlazar con una reflexión sobre
los emoticonos, las imágenes y las emociones en nuestro mundo digital. La escritura mecanografiada supuso un gran avance en las comunicaciones, pero como casi todos los cambios, dejó pelos en la gatera. Resultaba complicado introducir un dibujo a mano alzada y había que ser muy bueno manejando las letras para llegar a
transmitir o infundir estados de ánimo. Hace unos años alguien empezó a utilizar en las conversaciones digitales los signos de puntuación de una manera ingeniosa para este fin 😉
enriqueciendo sin duda la experiencia de
la comunicación escrita. Y este recurso se extendió como la pólvora porque realmente cubría una necesidad derivada de la falta de lenguaje corporal, de la entonación, de las pausas, del ritmo, y de
tantos matices del lenguaje verbal y presencial en las conversaciones textuales digitales. Japoneses, chinos, nigerianos, mayas o egipcios pueden consederarse adelantados referentes en el uso de los
ideogramas para representar conceptos (
https://es.wikipedia.org/wiki/Ideograma) pero lo que vemos ahora es un paso más para transmitir sentimientos. En ocasiones una
imagen vale más que mil palabras (pongamos una espectacular puesta de sol). En otras una
palabra vale más que mil imágenes (pongamos “honestidad”). Los dos elementos son complementarios y necesarios. En la comunicación digital también. En uno de nuestros trabajos recientes nos enfrentamos a un
cambio de website de una residencia para mayores. Además de hacerlo actual y darle un
impulso funcional y de contenido importante (incluyendo un desarrollo para conectarnos a la información de los residentes para mostrarla a sus familiares, entre otras cosas) el proyecto concedió gran importancia a
transmitir emociones, y para ello se dio espacio preferencial al aspecto más humano de las relaciones entre profesionales y mayores. Con
escenas reales y protagonistas con piel, no de bancos de datos. Estamos muy satisfechos con el resultado. A ver si os gusta.
Proyecto Fundación Miranda